Repasando la historia de otros otoños, viene a mi memoria esta sensacional pelicula de los tiempos de la transición, SOLOS EN LA MADRUGADA.
Un genial actor que desgranó en su papel de locutor de las noches, de aquella España, gris, de hombres grises, sonrisas grises y miradas grises, una perfecta metáfora de la soledad, en la que el, a lomos de su micro... acercaba la llama de su calor, a miles de personas que, dormitaban sus sueños mas oscuros. Eran aquellas fechas, en las que los presos de la dictadura más acomplejada, anhelaban gritos de libertad, ante la fría mirada de una sociedad, anestesiada por un consumismo de casita y huerto.
Viene a mi recuerdo, una viejisima canción de un poeta parco en sonrisas, me impactó por su dureza, su frio interior, retrató los pensamientos mas lúgubres de aquellas horas de carceles atestadas y ebullición de conciencias.
La canción empezaba con un monólogo del autor PATXI ANDION.
Axfisiado por el polvo y el silencio
entre la reja y la ventana, que me acerca
poco a poco a mi pasado y a esta celda.
me han traido tu carta...compañera,
anhelante, trabajosa, amargamente sincera,
y lo entiendo...quiero que sepas, que lo entiendo,
entiendo que en la calle y en la vida...
no hay lugar para la espera,
que las entrañas te láten,
y necesitas otro que las desate.
Luego un estribillo, desgañitado con su voz ronca
en la que, abre las ventanas de su vida,
y deja entrar la luz como...una bocanada de esperanza.
Ay que ver como era....era la mar de tu calle...
y tu olor en el aire...tus palabras brisa...
tu portal mi puerto...
y yo...tu navegante.
wao. Deliciosa eh?.
Hasta otra ocasión en la que me inspire como hoy esta hermosa mañana de otoño y como siempre, nos veremos en:
SOLOS EN LA MADRUGADA.
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